Ethan regresó a la mesa donde aún aguardaba Mateo. La curiosidad de éste por saber a donde había ido su amigo, lo consumía. Aunque no le dijese la verdad, podía notar que algo estaba pasando.
El pelirrubio tomó asiento y bebió su trago de un solo sorbo.
—¿Dónde estabas? —preguntó entonces con visible interés.
Ethan guardó silencio por algunos segundos. Luego llamó al camarero levantando su mano y pidió otro trago.
—Resolviendo un asunto. —respondió sin darle detalles.
Cuando el camarero se acercó con la bandeja y colocó el trago frente a él, Ethan lo tomó por segunda ocasión con rapidez y le ordenó traer una botella.
—Traiga una botella, por favor.
—Como ordene señor. Con permiso.
Mateo lo observó sorprendido. Sabía que su socio, no era de beber de aquel modo tan compulsivo.
Minutos después, el hombre regresó con la botella. Retiró los vasos ya usados y colocó dos nuevos, sirviendo un wiskhy doble y seco para Ethan, mientras Mateo bebía uno simple y a la roca.
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