Ethan despertó al día siguiente enojado. No había logrado descansar, y al abrir los ojos, sólo tenía más dudas que certezas. Las imágenes de Jazmín seguían rondando sin parar en su mente.

Se levantó de la cama de forma brusca, impulsado por una sensación de irritabilidad que no terminaba de entender. No era sólo por ella que se sentía así, sino por él mismo, por haber estado a punto de besarla y por haber deseado hacerlo.

Ese impulso –que no alcanzó a controlar– lo ponía en una situación complicada. No era su intención liarse con una de sus empleadas, nunca quiso cruzar ese límite y se negaba rotundamente a hacerlo.

¿Cómo podría estar cerca de ella luego de sentirla tan cerca? ¿Cómo podría mirarla con respeto y poner límites claros entre ambos?

Mil y una pregunta, surgían en su mente atormentándolo.

Dicen que cuando más te resistes a algo, más rápido terminas atrayéndolo y eso era justo lo que Ethan temía.

Atravesó el pasillo de la mansión en silencio, sin siquiera dar los b