Capítulo 39
Carolina Isabella Caballero Beltrán
Monterrey, México
La cascada que había dentro del rancho de los Garza bien podía haber sido calificada como una maravilla natural, porque lo era en verdad. Era hermoso y relajante ver como el agua caía y se producía una brisa que se podía sentir, por lo que yo me acerqué un poco a la cascada y empecé a tocar el agua, en ese momento justo se me pasó una gran locura por la mente.
—Axel David, ¿te has metido alguna vez? —Pregunté—el agua tiene una temperatura deliciosa para mojarnos.
Me encantaría que él dijera que sí, a mi locura, así podríamos disfrutar de la calidez del agua y quién sabe si podríamos divertirnos de otra forma. Ahora me sentía poderosa y no le temía a nada, ni a nadie.
— ¿Qué? No, Caro, yo nunca me he metido aquí—él se reía con mi pregunta—no me digas que estás pensando meterte. Creo que es algo para admirar y nada más.
Pero la cascada estaba perfecta para poder meterse y pasar un buen rato, no se podía desperdiciar algo