El fin de semana llegó pronto, había decidido ir en un look muy informal, por lo que opté por un vestido de día, unas sandalias de piso y con el cabello amarrado en una coleta baja, pedí un taxi para que me llevara a la dirección indicada, que después descubrí era la casa de Marianne, había llevado un regalo para Thomas y unos bocadillos, al llegar, una sirvienta me recibió en la entrada.
—Todos los invitados están en el patio trasero, señorita.
—Gracias – le di los bocadillos y me fui a donde me indicaba.
El patio estaba totalmente decorado con globos, serpentinas y arreglos florales, en medio había una alberca, y en una esquina tenían juegos infantiles de jardín, donde una docena de niños, de la edad del hijo mayor de Marianne, corrían y gritaban, al fondo se encontraba una pequeña palapa donde habían colocado sillas y mesas, ahí estaban reunidos otra docena de adultos, los cuales conversaban animadamente.
—Sarah – escuché la voz de Marianne tras de mí, venía agarrando a su pequeña