ARTURO
Aún no me creía que ella fuera la culpable de que todo se estuviera yendo al diablo, ¿Por qué? Ella no era ese tipo de persona, ¿Dónde quedó mi amable y confiable Sarah? Estaba en un estado de shock por la noticia, no lo podía asimilar, por primera vez me sentía bastante confundido y de no ser porque ella no lo había negado, ahorita todavía seguiría defendiéndola, pero ¿Por qué?
—¿Quieres que te sirva un trago? — Escuché decirle a mi supuesta novia, mi administradora, la rubia despampanante que tenía delante de mí.
—¿Qué haces aquí?
—¿Crees que te iba a dejar solo en ese estado? — Dijo, dándose la vuelta y dirigiéndose al bar — de pronto al enterarte de que ella había sido, cambiaste en un abrir y cerrar de ojos.
Olivia comenzó a servir whisky en dos copas con mano diestra.
—Llegaste ahí queriendo moler a golpes a quien fuera el culpable, pero al enterarte que era ella, simplemente perdiste todos los ánimos, ¿Eres tonto o qué? Aún no me puedo creer que le hayas dado toda la in