Capítulo 96. Fuerte y resistente como nuestra familia.
Emma Uzcátegui
El sol está bajo, proyectando un cálido resplandor dorado sobre la playa, mientras veo a Gabriel caminando hacia la orilla con el cubo en la mano y un brillo decidido en los ojos.
Las risitas de Sandra son, como música, una banda sonora para este momento perfecto, mientras lo espera con una expresión de adoración.
—Ahora, señoras y niñas, prepárense para presenciar la construcción del castillo de arena más grande que esta playa haya visto jamás —declara Gabriel, remangándose la camisa como si estuviera a punto de negociar una fusión empresarial en lugar de amontonar arena mojada.
—¡¿Llamamos al Libro Guinness de los Récords o avisamos a la prensa local?! —exclamo, sin poder evitar la carcajada que me produce su exagerada seriedad.
—Muy gracioso, Emma —replica, pero en sus labios se dibuja una sonrisa. —Espera y verás, te vas a sorprender porque nuestra creación será una maravilla.
—Por supuesto —coincido, asintiendo sabiamente. —Espero que el foso tenga agua de verdad y