Max empezó a preocuparse cuando Emma no contestó sus llamadas, “¿Habrá olvidado su celular en el ático?” Marcó a su casa y el ama de llaves contestó.
— ¿Emma sigue en el departamento?
—No, señor, ella se marchó hace casi dos horas.
— ¿Puedes ver si no olvidó su celular? —Max pidió.
—Si se lo ha llevado, señor, yo misma vi cuando lo tomó de la isla de mármol de la cocina y lo metió a su bolso. —contestó la mujer arrugando su ceño, curiosa. — ¿Pasa algo, señor?
—Estoy llamándola, pero no me contesta. —dijo Max, más preocupado. —Bueno, ¿Podrías llamarme cuando regrese? Solo ha ido por unas cosas a su departamento y…—detuvo sus palabras. —Olvídalo, no, nada, gracias. Iré más tarde. —se despidió y terminó la llamada, Max se quedó pensando en que no tenía el teléfono del departamento de Emma, así podría llamarla y saber el motivo por el cual no contesta, “¿Le habrá pasado algo?” Tocaron a la puerta, distrayéndolo por un breve momento de su preocupación, él anunció que podía pasar, se abrió