Al escuchar aquel absurdo de Andressa, Marina abre los ojos con asombro y se queda paralizada por un momento.
—¿Qué? —pregunta, creyendo que no escuchó bien.
—Es exactamente lo que oíste, Daniel es hijo de Xavier —revela.
—Pero Leonel dijo que habías perdido al bebé en aquella pelea que tuviste con Xavier.
—Sí, él solo dijo eso porque yo se lo pedí —explica, casi en un susurro. —Quería cerrar para siempre ese ciclo, aquella confusión que sé que causé. Jamás quise que Xavier supiera de este hijo, ni ustedes tampoco. Solo quería desaparecer de la vida de todos para no causar más sufrimiento —confiesa con la voz quebrada por el llanto. —No tienes idea de cuánto me arrepiento de todo, Mari. Pasé años reviviendo ese terrible error. Cuando pienso en el pasado, siento como si hubiera sido otra persona, alguien fuera de sí, cometiendo las mayores insensateces. Me da vergüenza estar aquí. Vergüenza de mirarte, de mirar a tu marido y ahora, a tu hija.
Mientras habla, los ojos de Andressa se lle