Al darse cuenta de que ya había dicho todo lo que quería, Víctor decide terminar su participación allí. Con pasos firmes, se dirige hacia la puerta, pero antes de salir, se vuelve hacia Marina con una leve sonrisa, casi imperceptible.
— Te esperaré afuera, rubia, pero no tardes mucho — dice con un tono más suave, aunque todavía con un toque de ironía.
Marina lo observa mientras él sale, cerrando la puerta tras de sí.
Ahora, en la habitación, solo quedan Leonel, Andressa y Marina. El silencio que se instala es pesado; cada uno lidia con la situación a su manera.
Claramente afectado por las revelaciones de Víctor, Leonel se acerca un poco más a Andressa; sus ojos muestran una mezcla de decepción y duda.
— Entonces… ¿Todo esto es verdad? — pregunta con voz baja, mirándola directamente.
— Leonel, te diré toda la verdad, pero déjame hablar con Marina un momento, ¿sí?
Él guarda silencio, pero decide hacer lo que ella pide. Cuando sale, Marina fija la mirada en Andressa y pregunta:
— Dime, A