La tormenta ruge afuera, el viento azotando las paredes de la cabaña donde Lía se ha refugiado junto a su hijo. El fuego en la chimenea proyecta sombras temblorosas en las paredes, pero nada disipa la inquietud en su pecho. Desde que Caleb regresó con la noticia del plan de Ragnar, el miedo ha sido su única compañía.
Einar ha hecho todo lo posible para mantenerlos a salvo. Ha redoblado la vigilancia y reforzado las defensas de la manada, pero Lía sabe que eso no será suficiente. Ragnar no solo busca venganza, sino poder. Y lo más peligroso de todo es que no se detendrá ante nada para conseguirlo.
Sostiene a su hijo contra su pecho, acariciando su pequeña cabeza con ternura. Él es la razón por la que todo esto vale la pena. Es su prioridad, su mundo entero. Y si Ragnar cree que podrá usarlo como un arma contra Einar, está equivocado.
No puede quedarse de brazos cruzados.
El peso de la decisión cae sobre ella como una roca. Si sigue aquí,