La noche cubre el bosque con su manto oscuro mientras Caleb y su equipo se deslizan entre los árboles con movimientos calculados. Han avanzado varios kilómetros más allá de los límites de Stormwood, adentrándose en territorio enemigo con el objetivo de obtener información crucial sobre los próximos movimientos de Ragnar. Cada paso que dan es un riesgo, pero Caleb sabe que es necesario. Si no descubren qué planea la manada rival, Stormwood podría ser tomada por sorpresa.
—Manténganse alerta —murmura Caleb en voz baja, apenas un susurro entre las sombras—. No sabemos cuántos vigías podrían estar patrullando.
A su lado, Ethan, un lobo experimentado y antiguo amigo de Einar, asiente con la mandíbula apretada. Detrás de ellos, otros tres guerreros siguen en formación, sus sentidos agudizados para detectar cualquier amenaza.
El aire huele a peligro.
Avanzan con cautela, manteniéndose en las sombras, hasta que finalmente divisan el campamento enemigo. Es más grande de lo que esperaban.