El ambiente en la mansión Montenegro era tenso, cargado de un silencio que amenazaba con explotar en cualquier momento. Después del caos de los últimos días , la herida de Alex ya estaba atendida, Vanessa se encontraba bien, y lo más importante: ahora sabían que serían padres. Sin embargo, había un asunto pendiente, uno que Alex no podía ignorar.
Victoria Montenegro.
Vanessa entrelazó sus dedos con los de Alex mientras caminaban por el pasillo hacia la biblioteca, donde sabían que Victoria se refugiaba después de sus derrotas. Damián caminaba a su lado, con la expresión endurecida.
—¿Estás seguro de que quieres hablar con ella? —susurró Vanessa.
Alex no dudó ni un segundo.
—Sí. Quiero darle una última oportunidad para que haga lo correcto.
—Sabes que tu mamá nunca va a aceptar la verdad.
—Tal vez. Pero no quiero que después diga que nunca le dimos la opción de redimirse —respondió Alex con firmeza.
Vanessa lo miró con admiración. A pesar de todo lo que Victoria había hecho, él aún te