Vanessa despertó temprano, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo en su pecho. Hoy era el día en que ella y Alexandro le contarían a sus familias sobre el embarazo. Aunque la noticia ya había sido recibida con gritos y abrazos por parte de Mariana y Sofía, sabía que con sus padres la situación podría ser muy distinta.
Desde la cocina llegaba el aroma a café recién hecho. Se levantó despacio y caminó hacia allí, encontrándose con Alex, que ya estaba vestido, preparando el desayuno.
—¿Dormiste bien? —preguntó él, dándole un beso en la frente.
—Sí… aunque no puedo dejar de pensar en lo que viene —respondió ella, tomando asiento y recibiendo una taza de café descafeinado.
—Va a salir bien, nena. No te preocupes —le aseguró Alex, sentándose a su lado.
Vanessa sonrió con algo de duda. Sabía que sus padres probablemente reaccionarían con sorpresa, pero confiaba en su apoyo incondicional.
Después del desayuno, se arreglaron y se dirigieron a casa de los padres de Vanessa. Cuando llegar