Stella se acercó a Teo justo cuando él se alejaba de la zona de grabación en dirección a su cámper para cambiarse de vestuario y retirarse el maquillaje antes de, por fin, marcharse. No tenía más rodajes por el resto del día.
—Hay algo que debes ver —dijo su asistente, entregándole su tableta.
Teo tomó el dispositivo, pero antes de bajar la mirada a la pantalla escuchó que Rachel lo llamaba. Se detuvo y miró sobre su hombro. Ella se acercaba con paso apresurado.
—¿Qué sucede? —preguntó él.
—Quería invitarte a almorzar. El resto del equipo seguirá grabando y no quiero almorzar sola. Por favor, di que sí —suplicó ella con una sonrisa de oreja a oreja.
—Por supuesto —aceptó Teo—. Mi asistente también se unirá a nosotros; tenemos algunas cosas que discutir.
La sonrisa de Rachel titubeó apenas un segundo. Miró a Stella de reojo antes de volver a enfocar su atención en Teo.
—Grandioso. Nos vemos a la hora del almuerzo, entonces —se despidió, agitando la mano antes de alejarse.
—No creo que