Las conversaciones y las risas llenaban el salón. El desfile de modas había sido un éxito y, tras él, los habían invitado a una recepción. Meseros con bandejas de bebidas y bocaditos recorrían el salón.
Hannah envolvió a Lionetta en un abrazo, apenas la vio.
—Estuviste increíble. Te veías hermosa y, por supuesto, dominaste el escenario —la halagó Hannah, llena de emoción—. Considérame una de tus fans desde ahora y para siempre —añadió, alejándose.
—¿Cómo que desde ahora? —preguntó Lionetta llevándose una mano al pecho y actuando como si estuviera ofendida.
—Bueno, te aseguro que voy a ponerme al corriente por todos aquellos años que no seguí tu carrera.
En los últimos tres días, Lionetta y ella la habían pasado de maravilla. En tan poco tiempo, había aprendido a quererla como a una hermana mayor. ¿Cómo no hacerlo?
Ella no tenía ni una pizca de maldad en su corazón. Cuando le había hablado del escándalo que casi destruyó su carrera para siempre, ella solo le había tomado la mano y l