Angelo se puso serio de inmediato.
—Por el momento no tengo nada que nos sea realmente que podamos usar. Sin embargo, por lo que mi equipo ha averiguado hasta ahora, ambos tienen una buena cantidad de porquerías escondidas en el clóset. ¿Por quién quieres que empiece?
—Duncan Johnson.
—Duncan —repitió su hermano con una mueca de desagrado. Entrelazó los dedos y se inclinó hacia adelante, apoyando los antebrazos sobre las piernas—. Hay rumores de que le gusta propasarse con las actrices con las que trabaja. Al parecer suele pedir “favores”, sobre todo, de las estrellas nacientes a cambio de impulsar sus carreras.
Su hermano sacó el celular del bolsillo, buscó algo y se lo tendió.
Teo observó la pantalla. Duncan aparecía entrando en un local que, a simple vista, parecía bastante exclusivo. Al deslizar a la siguiente imagen vio otra imagen parecida a la anterior.
—También tiene cierta fascinación por visitar sitios en los que un hombre casado no debería poner un pie —comentó Angelo—.