La respuesta no tardó en llegarle: se había enamorado de él.
Se detuvo en seco.
¿Cómo no iba a hacerlo? Teo era diferente a lo que había creído. Era sensible, detallista y se había preocupado por ella como nadie antes.
No estaba segura de cuándo había sucedido, pero no había duda de que lo amaba.
Por eso su corazón se le aceleraba como si fuera a salirse del pecho con una sola sonrisa suya.
Enseguida se recordó que todo era un contrato, algo con fecha de caducidad, y su humor se ensombreció. Lo más probable era que enamorarse de él hubiera sido un error. Había una gran posibilidad de que terminara con el corazón roto. Teo, a diferencia de ella, sabía separar el placer de los sentimientos. Se había acostado con muchas mujeres antes que ella y, después, simplemente había seguido con su vida.
Debería haber mantenido las defensas en alto, aunque dudaba que eso hubiera cambiado algo. Teo tenía el poder de irrumpir en la vida de alguien y arrasar con todo… y ella lo había descubierto dem