Colton retiró los dedos del interior de Piper y le acomodó la ropa interior. Luego apoyó esa misma mano sobre su muslo, presionando en un agarre firme. Llevó la otra a su espalda y comenzó a acariciarla de arriba hacia abajo. Se instaló entre ellos un silencio cómodo, y Colton prefirió mantenerlo así, sin romper aquella tranquilidad frágil.
Desvió la mirada hacia Piper. Ella aún tenía el rostro oculto en su cuello, lo que hacía difícil saber si se había quedado dormida o si estaba sumida en sus propios pensamientos. Casi esperaba el momento en que se diera cuenta de lo que había sucedido y saliera huyendo.
Sin embargo, Piper estaba lejos de sentirse culpable o arrepentida por lo ocurrido. Había dejado que Colton cruzara las líneas de lo correcto, pero se sentía demasiado bien para pensar en nada más. Probablemente porque aún se estaba recuperando del orgasmo. Diablos. Se había sentido demasiado bien, y eso que solo habían sido caricias.
Durante semanas había intentado convencerse de