Colton se quitó el abrigo y se lo entregó al ama de llaves antes de dirigirse a la sala. Sus padres estaban allí, inmersos en una conversación.
—Buenas noches —saludó.
Se acercó a estrechar la mano de su padre y luego besó a su madre en la mejilla antes de sentarse en el sofá frente a ellos.
—¿Cómo estás, cariño? —preguntó su madre con una sonrisa. Se veía tan impecable como siempre.
—Algo cansado. Con el inicio de las clases he estado demasiado ocupado.
—¿Qué tal tus nuevos grupos? —preguntó su padre.
—La mayoría no sabe ni dónde está parada —respondió sin dudar—. Siento que envejezco un poco más cada vez que entro a una de mis clases.
Su padre soltó una carcajada.
—Bueno, fue tu decisión dedicarte a la docencia cuando bien podrías haber dirigido la compañía familiar.
Su padre habia esperado que, como primogénito, estudiara negocios y se integrara a la empresa familiar, con la idea de que algún día lo relevara.
La familia de Colton pertenecía a una de las más poderosas del país, y l