|2: Guerra Dorada|

Omnisciente.

Crecer en la guerra en medio del caos mientras cada día contemplas cuerpos sin vida y un sin fin de tragedias te hace ser fuerte de corazón, carácter y sobre todo calculador.

Así como el consejo peleaba por dividir su parte de Veranes en un reino independiente, mis padres hacían lo mismo con nuestra parte, no fue porque quisieran sino porque ellos querían todo el terreno posible y nosotros estábamos en su radar.

Se podría decir que peleamos por honor o avaricia, sin embargo, creas cualquiera de las dos de igual forma, participamos y vencimos porque a diferencia de lo que diga el consejo, este logró únicamente hacer un trato con Helido y una enemistad eterna contra Urabia.

A pesar de lo que digan los libros y personas, la guerra no comenzó por Agnes, ella no fue la rebelde principal, sino los humanos. Más exactamente el primer Bathory, el bastardo de Blagden fue más ambicioso que cualquiera en esos tiempos.

Era un líder nato, eso no se podía negar, sin embargo, querer gobernar todo siendo un simple mortal no era la idea más ingeniosa, pero al igual que los otros cuatro partes de su grupo buscaban ese mismo dominio, fue lo que lo llevo a vencer.

Para su suerte y desgracia, estos aceptaron gobernar por igual en cuánto ganarán la guerra. Daban por sentado que ganarían, aunque eran muchos los que no lo apoyaron y se pasaron a otro bando.

Cuando la primera campanada sonó una noche tranquila para Veranes todo comenzó, un punto a su favor fue que no atacaron atracción. Simplemente, Agnes habló con el pueblo esa noche presagiando su reinado.

—Hermanos, hermanas. Esta noche, bajo la atenta mirada de los dioses y la bendición de estos, hago saber que prontamente comenzaré mi reinado con mis compañeros y hoy al líder le pido de favor que nos conceda una parte del territorio para nuestro futuro reino.

Tal vez para muchos fue un chiste, pero para el consejo que estaba más que decidido no lo fue. Aquellas palabras de Agnes no fueron más que un espectáculo, puesto que a la última persona que deseaba pedir aprobación era al líder.

Para ese entonces, Agnes ya había perdido a su esposo y por supuesto que a su nieta—la cual se desconoció por completo la causa de muerte—e hija hacía unos meses. Los rumores decían que luego de matar al padre de su nieta, esta había acabado con la vida de la pequeña porque no soportaba la idea de siquiera verla a los ojos. Sin embargo, fuera como fuera, solo ella sabía la verdad y jamás la contaría.

Todos daban por hecho que una catástrofe ocurriría en Veranes por lo acontecido, puesto que el líder había perdido a un hijo por culpa de ella, sin embargo, lo que pocos sabían era que al hombre no podría importarles menos. Por su mente, su único pensamiento cuando le dieron la noticia fue que: tenía más hijos, uno más o uno menos, no le afectaba.

Además de que este daba por hecho de que era merecido su castigo, ya que este jamás apoyó el capricho de su hijo con la hija de Agnes.

Aunque su esposa pensará lo contrario y quisiera venganza. Su hijo fallecido había sido el mayor, los demás tenían entre ocho y diez años, por lo que a la única que le dolía verdaderamente era a su madre, quien deseaba cada vez más arrancar la cabeza de Agnes y alzarla como trofeo.

Dado que al líder no le importó tal situación, todo estuvo pacífico hasta aquella noche que directamente ellos les propusieron guerra.

Yo para ese entonces no era más que un niño de seis años, pero poco después escuché la historia de mis propios padres.

—Y quiero dejar en claro que únicamente diré esto una vez tómenlo como advertencia o una oportunidad, ¡El que desee unirse bienvenido sea, pero el que no y esté en desacuerdo con nuestra elección, prepárese para que lo ataquemos con todo!

Esas palabras llenas de soberbia bastaron para que la esposa del líder enloqueciera.

—¡¡Cómo te atreves m*****a, infeliz!! Acabaste con la vida de mi pequeño y aun así ¿te atreves amenazarnos? Estás muy equivocada si piensas que nos quedaremos de brazos cruzados.

La mujer estaba harta de ella y más que nada que su esposo fuera un bastardo inútil que no se conmovía por nada.

—Calma mujer. Si ella quiere reinar, pues adelante todos en Veranes tienen el derecho de hacer lo que les plazca y si ella quiere hacer su propio reino, no le veo el problema, que así sea.

La mujer estaba sorprendida, pero más que eso estaba dolida. En ese momento supo que su esposo no merecía ser líder y que debía deshacerse de él a como diera lugar.

Y tal como su instinto se lo pidió, se dejó llevar por la ira, decapitando delante de todos a su esposo con su espada.

—¡¡Yo soy Katrishka Hart su única y legítima líder y hoy todos van a escuchar mis palabras!! —vociferó alzando la cabeza de su difunto esposo —. Si quieren irse con esta malnacida bien puedan, pero considérense mi enemigo de ahora en adelante y tengan muy presente que soy una mujer peligrosa. ¡Gobierno sobre los vampiros, nací con una corona pegada a mi cabeza al llegar a este mundo y puedo destruir a todos si me lo propongo! Así que piensen bien a quién van a elegir.

Dejando caer sobre sus pies, la cabeza del exlíder esta llevó su mirada a la mujer que la contemplaba con odio.

—Si quieres guerra Agnes te recomiendo, ataca con todo corazón porque de mi parte yo jamás me apiadaré de ti. Mataste a mi hijo y no sabes lo que haré por tu maldito descaro. —le dijo y en respuesta Agnes sonrió con descaro.

—Conmigo no puedes ni podrás Katrishka yo soy superior y con lo que pasó con tu hijo… te puedo asegurar que lo volvería hacer con todo el gusto del mundo. —rebatió soberbia. La mujer no se pudo contener al momento de abalanzarse a horcajadas y darle uno que otro golpe que no la dejó del todo satisfecha.

Quería acabar con ella, pero el alboroto que comenzó a su alrededor la hizo desistir de la idea.

Todos tenían algo que decir y muchos ya habían elegido un bando que a la mujer en su mayoría no dejó contenta. No tenían idea aquellos que se unieron al consejo lo que les esperaba, a ellos los llenaron con mentiras y un paraíso que solamente sería para el consejo.

La guerra a partir de ese momento comenzó y tuvo una duración de diez largos años en los que todo Veranes se llenó de niebla, oscuridad y caos.

La situación para cada bando era a la par y lo suficientemente estable como para no rendirse en ningún momento.

Pero lo que empezó con Agnes Salvatore y Kathishka Hart se terminó por unir más criaturas que fueron claves para el triunfo de cada parte.

A la líder se les unieron los Desmond y quien le dio la gloria fue el segundo hijo, la líder lo nombró la espada inquebrantable, sin embargo, a él le gustaba más que lo llamarán: Titánico.

Para Agnes irónicamente fue el hijo mayor de los Desmond junto a su esposa quienes ayudaron a quedarse con al menos algo de territorio en la batalla.

Lo que estás dos mujeres jamás supusieron ni mucho menos esperaron las criaturas habían elegido un bando era que llegaría un tercero en medio de todo y que esté a su vez arrasaría con más de la mitad del territorio obtenido de cada uno.

Los Daulas fueron muy astutos al quedarse por más de ocho años observando las estrategias del enemigo para después atacar con todo y vencer.

El más afectado con ese ataque sorpresivo, sin dudas, fue el bando de la líder, que perdió más del 70% del territorio obtenido. Kathishka había perdido mucho contra el enemigo y eso le costó la vida poco después.

Su único deseo desde que se había enterado de la muerte de su hijo mayor siempre había sido que le entregaran la cabeza de Agnes o ella misma mostrarla al pueblo con orgullo. Sin embargo, luego de esa derrota fatal no pudo más y por el líder de los Daulas fue decapitada en medio del campo de batalla.

Quien fue su sucesor no fue nadie más que el Titánico, quien con un poco más de astucia logró recuperar un 20% del territorio perdido, logrando ser coronado dos años después del fin de la guerra.

El desenlace de esta no fue más porque para Agnes ya no era soportable seguir en batalla teniendo tan pocos soldados, en cambio, para los Daulas crecía cada vez más el número. En el caso de los Desmond estos lograron llegar a un acuerdo luego de perder dos miembros importantes que desequilibró el bando.

Los dos bandos que comenzaron todo terminaron por ceder al no poder dar la talla a tal magnitud.

Veranes se había vuelto un baño de sangre que no dejó más que escombros de lo que alguna vez fue.

Pasando de ser el verdadero Nirvana que toda criatura deseaba alguna vez vivir o ver únicamente para dejar nada más que el verdadero suplicio.

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