Me gustas... No, me fascinas
Estamos sentados en la mesa de los novios, comiendo las exquisiteces que preparó esa mujer que se me sigue escabullendo desde que discutimos antes de la ceremonia...
Debo decir que todo está a pedir de boca y que cada cosa que he probado me ha encantado, aunque la conversación con ella me tiene con un vacío en el estómago, que me tiene comiendo como cerdito.
Después de terminar el último plato y antes del postre nos miramos con los chicos y ya sé qué me toca hacer de maestro de ceremonias para la sorpresa que les tenemos a las novias.
-Bueno familia, ahora como padrino de los novios quiero pedirles que me acompañen a la pista de baile, sobre todo a las novias, por favor.
Digo para que los chicos se preparen.
-¿Qué te pasa mi rubio oxigenado? Te he visto molesto desde que Mel te llevó a la sala de novios.
-Nada, hermano. Solo una pequeña mafiosa que se las da de orgullosa.
-Deja a esa pobre chica en paz- me dice Ethan acomodándose el moño- ya he hablado con Lucía y ella n