Pero por qué le aguanta tanto, por lo que me habían contado con Enzo, él era el encargado de los negocios en Roma, era algo así como su heredero, no me cabía en la cabeza que se dejara pasar a llevar por una simple mujer, en este mundo, como ya he dicho, podíamos ser desechables, algo había ahí para que ella actuara de esa manera.
Lorenzo salió con la mujer a rastras y el guardia me vio apenado.
-Lo siento mucho señorita Gianna, pero no pudimos detenerla.
-Tranquilo, ahora déjenme sola con Regina y no permitan que nadie más que los más cercanos puedan entrar aquí.
-Entendido.
El guardia cierra la puerta y yo continúo con mi trabajo, termino de limpiar su rostro y cuello, arreglo sus mantas y la cubro bien.
-Ay, Regina. Por favor despierta pronto, no me iré de aquí hasta que abras tus ojos y me escuches decirte lo agradecida que estoy contigo.
Como hoy no quería estar sola en mi habitación, decidí quedarme aquí, así que acomodé unos cojines y una manta en el pequeño sofá que esta