—Le suelo cortar el cabello aquí a Amy con cualquier peluquera de turno. La dejó un rato y regreso pronto. No conozco a esa estilista. ¿Vale? — impone Amanda.
Me vale una hectárea su intervención. Es peor ahora. ¿Amanda iba a dejar sola a la niña con esta mujer? La paranoia me invade. Veo a Elizabet