Él no responde más nada.
—¿Llegaste a terminar con ella? ¿O no y he de allí su escena? — pido saber.
Él no me quiere responder de nuevo. Mi molestia crece en mi estómago y me lleva a la ducha. Tomo la puerta de cristal y la abro. Con ello, pequeñas gotas de agua me mojan el rostro y la ropa. Como