Capítulo 42

Franco:

Sujeto las bolsas de comida con una mano y con la otra intento abrir la puerta de mi apartamento. Lo logro y me adentro de inmediato, con prisa por ver a Mariana.

Le dejé desayuno preparado antes de irme en la mañana y me aseguré de dejar notas en cada objeto que pudiste llamar su atención, en caso de que se sintiera aburrida. Espero que no se halla ido.

Atravieso la sala y no la veo. Continúo hasta la cocina y dejo las bolsas sobre la mesa. Suelto un bufido y llevo mis manos a mis caderas al tiempo que tuerzo mi cuello permitiéndome unos relajantes crujidos.

—Coño, te vas a fracturar una articulación cervical.

Mis ojos se dirigen al frente y me encuentro con Mariana sosteniendo una sartén en su mano derecha, mientras que con la izquierda trae un pomo con aceite. Tiene el cabello recogido en un moño desaliñado y bajo la mirada a su ropa, quedando boquiabierto. Lleva puesta una de mis camisas, es blanca con mangas largas, las cuales están dobladas hasta sus muñecas. Sus pies e
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