-A quién le importa…- respondió sin aclarar ciertamente a que se refería. Yuel se quedó un instante observándolo antes de hablar.
-Ve a cambiarte esas ropas y olvida por esta noche tus limites… muéstrale tu alma… - fueron las palabras que ella emitió, con un tono de voz tan suave y sabio, que Aysel se sintió calido por dentro ante la sola esperanza de ser más para Naiara de lo que creía – ve… ve…
Se giró y observó la choza que debía de ser la propia también, ya que según lo que los aldeanos creían, él y Naiara eran compañeros, amantes…
-Pero ella debe estar ahí…- dijo él dirigiéndose a Yuel.
-No… ella no esta ahí…- Aysel no pudo notar el tono que usó Yuel, pero ella sab&iacu