Capítulo 54. Estoy enferma...

-Es bueno que haya venido, señor Esquivel. Aunque si le soy honesto, no creí que fuera a acudir tras mi petición. No nos separamos en los mejores términos. Aunque me han dicho que su padre está muy bien. Es usted más inteligente de lo que esperaba…

Javier Vasconcelos sonreía con suficiencia, a pesar de estar con su uniforme de preso, cruzándose de brazos, sentado en una mesa austera, ante la presencia de Santiago, quien estaba enfundado en un impecable traje azul, con la mirada fría, conteniendo la rabia que ese sujeto le inspiraba, mientras dos guardias permanecían atentos, dentro de la modesta sala de visitas especiales.

No hacía más de un par de horas que el abogado del ex marido de Muriel se había contactado con el joven Esquivel, manifestando que el hombre deseaba hacer un trato con él. Y, aunque Santiago lo despreciaba, algo en esa petición inesperada captó su atención lo suficiente como para estar allí, reprimiendo el asco que le tenía.

Nunca se quitaría de la cabeza la extors
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