Capítulo 51. No escaparás de mí
Los médicos la revisaron y las enfermeras no se cansaban de repetir que era un milagro, luego de varios días en coma, parecía repuesta y su cerebro no había sufrido daños.
Por fin, la dejaron tranquila y permitieron que su hermana y su hijo entraran a verla.
-Sólo un momento, no es conveniente que se esfuerce demasiado…
-Por supuesto, no se preocupe, doctor…
Muriel recordaba vagamente el asalto, y cómo poco a poco había perdido la conciencia, absorbida por las sombras de la muerte.
Una sola idea la había hecho aferrarse a la vida, con uñas y dientes: no dejar solo a su hijo, con un padre en prisión.
Cuando abrió los ojos y vio a Santiago frente a ella, demacrado y cansado, y a su familia detrás, supo que tenía que cambiar algo en su vida.
Joaquín le hablaba con entusiasmo:
-Nunca perdí la esperanza, mamá. Sabía que eras fuerte y sobrevivirías… Quisimos ir a verte antes, pero papá… Bueno, ya sabes cómo es él. No pudimos… pero Santi te cuidó hasta que concretaron el traslado… Estuvo mu