Capítulo 92
Lina seguía inconsciente después de dos días. A pesar de que la operación había salido bien, nadie comprendía por qué no despertaba. Los médicos decían que su cuerpo necesitaba tiempo, que cada paciente respondía distinto, pero para Nara, cada minuto era una tortura. Había dejado a Andrea con la niñera y no se quería separar del lado de su amiga, dormía en una silla incómoda, apenas probaba bocado, y pasaba las horas sosteniendo su mano, como si con eso pudiera llamarla de regreso.
Dario, en cambio, había tomado el camino contrario. Desde que terminó la operación, se hundió en un bar, bebiendo como si el alcohol pudiera borrar la culpa. Dos días seguidos, sentado en el mismo lugar, con la misma copa siempre llena.
Marco lo encontró allí pasadas las cinco de la tarde. El lugar olía a licor derramado y humo rancio. Dario estaba exactamente en la misma posición que lo había dejado por la mañana, encorvado sobre la barra, con los ojos vidriosos. Su camisa arrugada y manchad