Ellas quedaron maravilladas por su obra de arte, me miré en el espejo. Adoraba verme, el vestido era precioso.
—Te ves hermosa Nicolle. —me dijo Esmee con sinceridad.
Un carruaje nos esperaba fuera para llevarme a la iglesia, mamá y Esmee irían en una diligencia aparte para llegar antes, en todo el camino evité mirar a papá. Hasta que él mismo tomó la iniciativa de hablarme
—Luces hermosa Nicolle —sonreí.
—Gracias padre—. Él sostuvo mi mano.
—Nunca he sido el más afectivo contigo o tu hermana, estas muestras de cariño me son muy