Las chicas estaban desamparadas y angustiadas, e incluso había una que había sido empujada hasta la locura total y estaba desaforadamente riendo a carcajadas.
—¿Ganar dinero? ¿Cómo vas a hacer que gane dinero? —Preguntó algo curiosa Luna.
Al ver que mostraba cierta disposición a ceder, Elena ordenó que la soltaran. En su interior pensaba que ella misma sabía muy bien que, aunque la dejara libre, no tendría realmente a dónde ir.
Luna se mostraba muy serena. Aunque nunca había presenciado una escena así anteriormente y, aunque no podía evitar sentir cierto miedo, ahora no tenía a nadie que la ayudara y tendría que encontrar una rápida solución por sí misma. Nunca habría imaginado siquiera que escapó del purgatorio para meterse en el infierno.
Elena se agachó con coquetería y le dio una palmadita en la cara.
—Ganar dinero es muy fácil, solo tienes que complacer a esos hombres... ¡y el dinero llegará solo!
...
Al ver que Luna no mostraba oposición para esto, pensó que había encontrado una