Después de cenar, los dos comenzaron a pasear. Mientras observaban a las parejas jugando y riendo a su alrededor, se dieron cuenta de lo silenciosa y extraña que era la atmósfera que existía entre ellos.
Finalmente, ella preguntó de repente:
—¿Qué le pasó a tu pierna?
Gabriel bajó la mirada, con una emoción indescifrable en sus ojos, y respondió de una manera concisa:
—Fue un accidente automovilístico.
Ella afirmó con la cabeza y le aconsejó sinceramente:
—Entonces, ten cuidado al conducir en el futuro.
—De acuerdo.
La madre preocupada de Luna volvió a salir:
—Has estado caminando conmigo durante tanto tiempo, ¿no estás cansado? ¿Por qué no encontramos un lugar para sentarnos? Si no te sientes bien, asegúrate de decírmelo en cualquier momento. .
Gabriel curvó ligeramente los labios y respondió:
—De acuerdo.
Luna se mordió el labio, pensando: ¡Gabriel, siempre dices que sí a todo!
Ella no se atrevía a mirar su rostro de nuevo y se volvió rígidamente para señalar un lugar, diciendo con f