MILENA
Después de terminar mis quehaceres en la residencia de Derek, salgo con calma. Decido ir a visitar a mi abuela, ya que ha regresado de la comunidad. Le había pedido permiso a Derek por mensaje, y él, como siempre tan amable, me respondió que no había problema, que sus padres se encargarían de cuidar a los niños. Así que aproveché para darme una vueltecita.
Subo al metro, y voy contenta. Le llevo unas cositas a mi abuela, que sé que le van a encantar. Pongo un poco de música en mis audífonos mientras contemplo la ciudad. Esta ciudad… hace apenas un mes quería marcharme, tenía planes de mudarme a Manhattan, empezar de nuevo, pero ahora… algo me detiene.
O más bien, alguien me detiene.
Esos niños, con su inocencia y cariño. El señor Derek… sólo llevo un mes en esa casa trabajando, pero me siento extrañamente conectada. Como si fueran mi familia. Y no debería sentir esto. Nada de esto debería estar pasando. Creo que estoy cometiendo el error de dejarme llevar… de sentir algo por un