Liz no es muy habladora y se queda solo escuchando la conversación de las dos, que parecen entenderse muy bien. Por su timidez, siempre evita acercarse a las personas. Tras un rato charlando, Frida mira el reloj y ve que ya son casi las ocho de la mañana. Las tres se levantan y se dirigen al comedor para tomar el desayuno, pasando antes por el salón donde están los hombres conversando, para llamarlos a desayunar. La mesa está muy bonita y repleta de todo. Los niños, por su parte, ya han desayunado y están jugando otra vez en el jardín, porque estaban muy ansiosos por hacerlo. Todos se sientan alrededor de la mesa, comen y charlan mucho, en una conversación distendida, llena de risas y comentarios graciosos. Frida, aunque no lo había pensado antes, aún no había decidido dónde pasaría su hijo la luna de miel, pues había dejado eso a su cargo. Al preguntarle dónde sería, Jack se queda paralizado mientras piensa, porque en realidad aún no había hecho ninguna reserva en ningún lugar, aunqu