Josemar mira al investigador, aún en silencio, intentando procesar toda la información que le han dado en ese momento. Sabe que realmente está en un gran lío, y que por los otros crímenes cometidos, sería suficiente para recibir al menos una cadena perpetua. Así que se ve en un callejón sin salida. Aunque tiene un código ético que no le permite, bajo ninguna circunstancia, delatar a sus clientes, incluso bajo presión, Josemar ahora siente que está entre la vida y la muerte. Todo dependerá de la elección que haga. El investigador sigue con las manos cruzadas sobre la mesa, mirándolo, mientras Josemar observa a todos lados, intentando encontrar una solución a su problema. Al no ver ninguna salida, sabe lo que tiene que hacer.
—Mire, doctor, si puede garantizarme que puede reducir mi pena para que no me condenen ni a muerte ni a cadena perpetua, ayudaré en su investigación. Solo hay un pequeño problema con el secuestro de la mujer: no puedo responder nada al respecto, ya que no tuvimos n