Jack se apoyó en la pared fuera de la habitación de Lis y lloró desconsoladamente. No sabía cuánto tiempo había pasado llorando, solo volvió en sí cuando sintió un par de manos en su rostro, levantándolo.

—¿Qué pasó? —Luiza ya esperaba una mala noticia, pues la forma en que Jack lloraba sugería que su hermana también había fallecido. Si eso fuera cierto, Luiza se rendiría de una vez.

—Lis despertó. —Jack susurró entre lágrimas—. ¿Puedes hacerle compañía?

Luiza no ocultó su sorpresa al escuchar esas palabras de Jack. Estaba segura de que, en cuanto Lis despertara, Jack no se apartaría de su lado. Por otro lado, Luiza no sabía cuál había sido la reacción de su hermana al enterarse de la muerte del pequeño Lucca, así que no la juzgó.

—Claro, Jack. —Jack solo asintió y salió con la cabeza baja, sin decir una palabra.

Lis no cabía en su dolor. Era peor que cuando perdió a sus padres. Era casi asfixiante, como si fuera a morir con su pequeño doctor. Su corazón parecía estar atrofiándose, y