—Esperaré sinceridad de tu parte, y más te vale que seas sincero conmigo. Porque, si no, me enfadaré mucho contigo. Y mira que soy una persona que guarda rencor, ¿eh? No querrás convertirte en el blanco de mi rencor de ninguna manera. Aunque te quiera muchísimo, también puedo sentir rencor de la misma forma.
—Calma, amor, no es así. —Jack levanta la mano en señal de rendición—. No hace falta todo eso, querida. No te preocupes. Ya dije que diré la verdad. ¿Acaso mi palabra no es suficiente para ti? Por el amor de Dios, prácticamente me estás amenazando. ¡Hasta me dio miedo ahora, caramba!
—Perdona, amor. Perdona. Es que estoy tan preocupada que ni siquiera sé lo que estoy diciendo, en realidad. Perdóname, amor mío. Tú no tienes la culpa de nada, y no puedo desahogar mi frustración contigo. Sé muy bien que la culpa es solo mía y de Luiza por no haberme dicho la verdad sobre lo que está pasando. Pero no pasa nada. Tú irás mañana y sabrás qué le pasa. Luego me lo cuentas. Realmente necesi