Renata
El día de ayer había sido un infierno y hoy no iba a ser mejor.
Desde que nuestro video íntimo se filtró en X y se volvió viral, extendiéndose tan rápido como la pólvora, Alex había cambiado por completo. Esperaba que se apoyara en mí, que buscara consuelo en la mujer que siempre estuvo a su lado. Pero no, se alejó.
Casi no me miraba sin una mueca de desprecio. Sus palabras eran más filosas que navajas; frías y desdeñosas, como si yo fuera un chicle pegado a su zapato.
Así no era como debía ser, debió haberme defendido y protegido, culpando a Eliza como siempre lo hacía. Pero en cambio, estaba descargando esa furia helada en mí, y lo odiaba.
Pero no tanto como la odiaba a ella.
Eliza; esa criatura gorda, arrogante y creída, que caminaba como si el mundo le debiera todo solo por existir. Siempre creyó que Alex y Andrés le debían la vida… como si limpiarle la nariz a un niño y cocinar arroz quemado fuera un sacrificio noble. Si tan solo supiera cuántas veces se burlaban de ella cu