Fuera de una mansión con una hermosa vista al río, un Mercedes se detiene lentamente.
—Leticia, mejor no te acompaño adentro. Ayer mismo fui a ofrecerle dos tazas de té, si me ve hoy, probablemente no será muy amable. —Pedro sonríe.
—De acuerdo, espera aquí. Regresaré enseguida.
Leticia obedece y entra sola a la Mansión.
En ese momento, dentro de la mansión.
Fanny disfruta tranquilamente de su té mientras Teresa se sienta a su lado, masajeándole los hombros y piernas, atendiéndola meticulosamente.
—La señora, Leticia ha venido a solicitar una audiencia. —En ese instante, una anciana se acerca y lo anuncia respetuosamente.
—¿Qué quiere? ¿Ha venido a rogar o qué? ¿Reconoce que no tiene la capacidad necesaria y quiere que le dé una oportunidad su abuela? —Teresa mira con sospecha.
—Háganla pasar. —Fanny deja su taza de té y responde con gran indiferencia.
—Sí.
La anciana acepta y se retira rápidamente. Al poco tiempo, Leticia es introducida en la mansión.
—¿Qué deseas?
Fanny levanta liger