Capítulo 257
Carmen, una mujer de tradiciones conservadoras, inicialmente se sintió agradecida. Sin embargo, la opinión pública y su desprecio interno resultaron demasiado abrumadores.

—¡Claro, yo soy la gran benefactora de la familia Jiménez!

Así se enfrentaba Antonia.

Yolanda respondió con calma.

Finalmente... ¡Antonia se fue furiosa!

A pesar de ser astuta y tener un buen cerebro, su temperamento era su punto débil. A menudo, sus emociones la dominaban.

...

En la habitación del hospital, Yolanda quedó sola.

—¡Delicia López! —esas palabras salieron entre dientes.

Su figura, antes bellísima, ahora temblaba de ira.

Estaba ciega.

Realmente ciega.

Para asegurarse de que Elena sufriera el peor de los destinos, de que fuera encarcelada por el hombre que amaba, ¡se había cegado a sí misma!

Nunca recuperaría la vista.

Pero, ¿quién podría haber imaginado que ni siquiera sacrificando su visión lograría que Elena pagara?

《Realmente subestimé tu fuerza》,pensó Yolanda, no era solo una subestimación.

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