Punto de vista de Serena
"Gracias por preguntar, Bill, pero creo que mejor voy por mi cuenta. Es que estoy acostumbrada a hacerlo sola", lo rechacé con suavidad. "¿No tienes que trabajar hoy? No quiero arruinar tus planes".
Podía notar en su mirada que no estaba dispuesto a ceder. "De verdad, Serena, no me molesta acompañarte. Está bien que salga un rato de la oficina", insistió. "Además, ya le avisé a Sarah lo que tiene que hacer si no puedo ir".
Hice una pausa, contemplando su oferta. Quizás no sería tan malo compartir este momento con el padre de mi hijo.
"Bueno, puedes venir, pero con una condición", le dije, mirándolo directamente a los ojos para asegurarme de que entendiera que hablaba en serio. "Esto no significa que vas a venir a todas las citas de ahora en adelante. Vamos a ver cómo sale esta primera, ¿ok?"
La sonrisa de Bill fue tan amplia que resultó contagiosa y, a pesar de mis dudas, sentí un poco de alivio. "Hecho", dijo, lleno de alegría. "Alístate. Yo me encargo del tra