Punto de vista de Serena
Cuando entré en la cafetería, localicé a Adam inmediatamente. Estaba sentado junto a la ventana, con la suave luz de la tarde proyectando un cálido resplandor sobre él mientras revisaba su teléfono. Su confianza casual seguía ahí, era el mismo Adam que recordaba, pero había algo diferente en él.
Al acercarme a la mesa, levantó la mirada y su sonrisa iluminó su rostro al instante.
—Hola —dijo, poniéndose de pie para saludarme—. Te ves genial.
—Gracias —respondí, sonriendo mientras me sentaba frente a él—. Tú tampoco te ves mal.
Él se rio, pasándose una mano por el cabello. —Ha pasado tiempo desde que tuve una cita de café real. ¿Todavía tomas esas bebidas elegantes y exageradamente complicadas?
Me reí, negando con la cabeza. —Lo he simplificado, solo tomo latte estos días.
Adam arqueó una ceja, fingiendo estar impresionado. —Vaya, mírate. Progresando en la vida.
—Por favor —repliqué—. Al menos no tomo café negro simple y lo llamo "sofisticado".
Se rio con eso, u