Punto de vista de Serena
—Bill ha estado preguntando dónde estás —dijo Tayra, observándome atentamente para captar mi reacción.
Me puse paralizada, con el corazón latiéndome con fuerza.
—¿Le… dijiste algo? —mi voz sonó más baja de lo que quería, con mucha preocupación. Lo que menos necesitaba era que Bill descubriera dónde me estaba escondiendo.
Tayra sacudió la cabeza.
—No. Solo le dije que estás a salvo.
—¿A salvo? —repetí, notando cómo mi voz se elevaba más de lo deseado— Sí. Eso es todo lo que merece saber.
Tayra no me respondió de inmediato. Se recostó contra la pared, con brazos cruzados, y los ojos fijos en los míos.
—Supuse que no querrías que le dijera nada. Pero tenía que avisarte. Está buscándote.
Mis puños se apretaron junto a mis costados.
—Él no tiene derecho a buscarme. Ya tomó su decisión… y la arruinó. Bill solo aparece cuando le conviene. Y ya no pienso seguir ese juego.
Tayra alzó una ceja, sin mostrar juicio alguno.
—¿Mencionó dónde estaba? —le pregunté, intentando