Punto de vista de Serena
—Sr. Álvarez —comenzó Hurtado con tono mesurado y tranquilo—, ¿podría indicar su nombre completo y ocupación para el tribunal?
Álvarez se aclaró la garganta, moviéndose incómodo en su asiento. —Me llamo Carlos Álvarez y soy mecánico.
Hurtado asintió. —Sr. Álvarez, ¿podría explicarle al tribunal su participación en el incidente que involucra a la Srta. Nixon y la Srta. Tipton?
Álvarez dudó, sus ojos se desviaron hacia donde Bill y yo estábamos sentados. Tomó aire profundamente antes de hablar. —Me contrataron para... bueno, para provocar un accidente. Se suponía que debía atropellar a la Srta. Nixon con mi motocicleta.
Un jadeo colectivo llenó la sala y el juez golpeó su martillo pidiendo orden. Sentí que mi cuerpo se tensaba mientras apretaba con fuerza la mano de Bill.
Hurtado continuó. —Sr. Álvarez, ¿sabe quién le pidió que lo hiciera?
Álvarez vaciló un momento antes de responder. —Fue una mujer. Era gordita, bajita y tenía el cabello rubio y rizado, pero no