Punto de vista de Bill
Mis ojos estaban fijos en la pantalla del portátil, observando la transmisión en vivo desde la cámara corporal de Javier. Sonreí con malicia, sabiendo que Max no tenía escapatoria. Era como ver la jugada final de una partida de ajedrez, un jaque mate perfecto.
Max se removió en su silla, alejando su cuerpo del papel con el logotipo de la mafia.
—Y-yo no sé de qué estás hablando —tartamudeó Max, con voz temblorosa—. Nunca en mi vida he visto esa imagen.
—¡Oh! Déjate de tonterías —exigió Javier con firmeza—. Te hemos estado siguiendo durante meses. Sabemos todo sobre tus esquemas de lavado de dinero. Los testigos han hablado y hemos interceptado tus mensajes. Has estado haciendo negocios muy turbios.
Max se sacudió contra las cuerdas, elevando la voz. —¡Esos negocios no tienen nada que ver con ese maldito clan mafioso!
"Gran error, Max. Debiste haber seguido negándolo todo".
Javier se mantuvo alto y confiado, con los brazos cruzados.
—¡Ajá! Así que después de todo