— Doctor, los familiares de la señora de la sala tres lo están buscando — Alice se acercó a decirle mientras él permanecía con la mano en el pomo de la puerta.
— Está bien, iré a verlos, gracias — Le respondió con amabilidad y Alice se le quedó mirando como si se le hubiera zafado un tornillo.
«Y a este señor, ¿Qué le pasa? Demasiada amabilidad me confunde», ella pensó para sus adentros, y se encogió de hombros.
El móvil de Audrey sonó con insistencia.
— ¿Loretta?
— ¿Qué te pasó? ¿Tuviste que trabajar doble turno hoy?
— No, estoy con un pequeño amiguito, el hijo del Doctor Connor. No tenía quien lo cuidara, así que llegaré un poco tarde…
— Bueno, ¡Pero no olvides que te dije que, como hoy es viernes, quiero que salgamos juntas!
— Lore… no me apetece…
— Vamos, Audrey, ¡Ya es hora de que regreses al ruedo! Has pasado por mucho y necesitas divertirte un poco, ¡Y tal vez conozcas a un chico guapo!
Audrey puso los ojos en blanco mientras sujetaba a Oliver con cuidado, el pequeño se estaba