— ¿Señorita Audrey Adkins? — La voz sonó demasiado formal del otro lado del teléfono.
— Sí, con ella habla, ¿Con quién tengo el gusto? — La rubia preguntó con cautela, después de todo lo que estaba viviendo era mejor no irse a las primeras, sobre todo porque no reconoció el número del cual la estaban llamando.
— La llamo por el asunto de la casa de sus padres… — La dijo atrayendo la total atención de la chica — Como usted ya sabrá, el banco decidió liquidar la propiedad, y ya se ha vendido.
Cuanta esperanza tenía Audrey de que esa frase nunca llegara a sus oídos, pero ahora era como si la hubieran atravesado de lado a lado.
— Quiero decirle que la llamo de parte de mi jefe, él fue quien compró la propiedad y tiene un mensaje para usted.
— Dígame, lo escucho&