A la mañana siguiente, me despierta la alarma del celular. Muy temprano, diría yo, pero ya estoy acostumbrada a madrugar, así que me desperezo y lo tomo de mi mesita de noche para silenciarlo y me percato de que hay dos llamadas perdidas de Mark hace unos segundos y un mensaje de Viktor, que lo envió hace unas cuantas horas.
Viktor
Gracias por darme un feliz cumpleaños. El mejor que he tenido en muchos años. Descansa.
Voy a contestarle ahora. Ayer me dormí sin revisar el celular.
Yo
Buenos días disculpa que no te respondí anoche no supe donde quedo mi teléfono. No hay nada que agradecer ni siquiera pude darte ¡el regalo! Me atontas y eso no es bueno…
Viktor
Buenos días a ti también preciosa. Me encanta atontarte. No te preocupes, el regalo es