Camila
Mis piernas flaquearon al escuchar esas palabras.
Mi mirada se clavó en Joaquín, esperando su reacción, temiendo que esto fuera demasiado incluso para él.
Pero él intentó no demostrar nada. Aunque sí ví que sus ojos se estrecharon, y su postura, aunque parecía relajada, emanaba una tensión peligrosa. Dio un paso más hacia Gustavo, cerrando la distancia entre ambos.
—¿Custodia completa? —repitió con una calma que solo hizo que la amenaza en sus palabras fuera más evidente—. Déjame preguntarte algo: ¿en qué universo crees que tienes derecho a reclamar algo cuando nunca estuviste ahí para ellos?
Gustavo pareció dudar por un segundo, pero rápidamente alzó la barbilla, tratando de recuperar algo de control.
—Soy su padre biológico, —respondió, como si esas palabras fueran suficientes para justificarlo todo—. Y ahora que estoy aquí, puedo ofrecerles una vida mejor.
Joaquín soltó una risa fría, dando un paso hacia atrás, midiendo cada palabra que fuera a decir.
—¿Una vida mejor? —rep