¿Cuántas mentiras se necesitan para ser feliz?, ¿Cuántos kilómetros debes volar para encontrar paz?, ¿Cuántas pruebas debes superar para hallar el amor?, preguntas que rasgan el alma, esas que atormentan día y noche. La Joven y hermosa alemana vuela a Grecia para encontrar tranquilidad, creyendo ilusamente que su tormentoso pasado se queda en Alemania y así fue, hasta que ese Dios griego posa sus posesivos ojos en ella. Basto un simple toque para desatar el deseo, la y la pasión, olvidándose del pasado ese que acecha y está dispuesto a destruir todo a su paso.
Leer másMarleneHa pasado un mes desde que Karan nació, no es fácil entre la teta, pañales y acostumbrarse a un bebé, pero soy tan feliz cuando me sonríe que se me olvida todo lo demás. En este momento vamos en el auto de Leandro, llevamos media hora de viaje, sin hablarnos, entiendo su enojo, pero él no entiende que necesito esto para cerrar esta etapa de mi vida.—¿Seguirás así? —giro mi rostro para verlo.—¿Así cómo? —responde mordaz.—No te hagas el idiota. —no es capaz de mirarme. —De acuerdo. —me cruzo de brazos, frustrada.Giro mi cara para mirar la carretera, que nos lleva donde tienen a Adler detenido, sus cargos son altos y le dieron 15 años para Leandro y mi familia son pocos, pero sé que para mi ex son muchos, él solo pidió hablar conmigo no le veo lo malo, quiero
Leandro—Nena respira. —trato de calmar a esta fiera mientras nos dirigimos al hospital, nuestro hijo viene en camino.—Vete a la mierda, respira tú. —creo que está enojada. —Eres un idiota. —me insulta y si fuera otro el momento la regañaría, pero en este sería hombre muerto.—¿Y yo por que? —doy vuelta a la esquina, porque vamos en mi auto. —¿Qué culpa tengo yo? —pregunto, pasándome un alto.—¿Qué culpa tienes? —se retuerce en el asiento del copiloto. —No volveré a tener sexo contigo nunca. —su amenaza no me hace gracia.—Nena sabemos que eso es mentira. —le doy una sonrisa, llegando al hospital.—No me pruebes Doxiadis. —mejor me calló porque cumplirá su promesa.Me bajo rápidamente, un enfermero me espera
LeandroAcaricio la cabeza de Marlene que descansa en mi pecho después de tener horas de sexo, casi le hago el amor en el auto, sus manos no se habían quedado quietas, desde que salimos de la casa de campo de mis padres, estaba hermosa con ese vestido, era muy corto, pero hermosa igual,la quiero para mí solo, hoy cuando vi al ruso abrazándola quería arrancar su cabeza, entiendo que son amigos, pero sé que aún siente algo por mi mujer y eso me frustra.Casi muero cuando los idiotas de Mark, Gavrel, Derek y mi suegro jugaron esa apuesta, sé que lo hicieron para hacerme enojar y bien que lo lograron iba a matarlos, no dejaría que nadie me aleje de mi bella flor y nuestro retoño, son lo más preciado que tengo y los cuidaría el resto de mi existencia.También viene a mi mente el beso que el maldito de Andre le dio a mi hermana, lo voy a matar con mis prop
Marlene —¡Quédate quieta mujer! —Leyna y su gran humor,muy parecido al mío. —¡Tú porque no estas a punto de casarte! —termina de hacer arte con él maquilla, ¡Carajo me caso!. —Ya estas. —me gira para quedar frente al espejo. —Estás hermosa. —limpia una lágrima que cae por su rostro. —Deja de llorar o harás que yo también llore. —mis ojos que amenazan con derramar un par de ellas. —O no, eso no, —niega rápidamente. —El griego me matará por hacerlo esperar. —soltamos una carcajada al mismo tiempo. Observo mi maquillaje simple, en tonos claros, pero mis labios de rojo pasión, Leyna ha hecho magia, me gusta lo que veo. Una patada en mi panza, hace que bajela vista para ver mi vientre abultado de 6 meses, si ya no hay peligro de que nos pase nada, siempre debo que tener cuidado con mi pulmón, me han recomendado no fumar porque podría traer complicaciones en un futuro, todavía recuerdo la cara del griego cuando A
Leandro Escucho la respiración de mi alemana loca tranquilizarse, se ha dormido, suelto el aire que no sabía que estaba reteniendo, esta mujer me matara, cuando salió del baño lo primero que pensé fue hacerle el amor, aunque ya lo es, pero quería dejarla en tacones con esas medias y arrancarle con los dientes ese maldito conjunto negro, estaba hecha una Diosa del Olimpo, es condenadamente hermosa. Cree que ya no me gusta y esta completamente loca, me puso duro al momento de verla, pero hay que esperar, su pulmón siguedañado y hasta el sexto mes de embarazo que no hayapasado el riesgo, no habrá sexo por más que mis bolas estén moradas.Se que soné duro, pero no podía verla así y no poder hacerla gritar mi nombre en todos los idiomas que sabe, ¿Mierda como no se me ocurrióantes?,no lo había pensado, una sonrisa se forma en mis labios, apenas se recupere no la dejaré por una semana salir de aquí. Me acerco más a su c
MarleneHabía pasado el bendito mes, por fin me iría a casa, no aguantaba esta cama de hospital necesitaba mi hogar, por fin estaba fuera de peligro, aunque debo cuidarme por un tiempo más. No aguanto al doctor, mi familia y a Leandro, Dios ni al baño me dejan ir, los amo, pero están todo el tiempo encima de mí, necesito paz, son muy absorbentes.En este mes han pasado tantas cosas, Derek vino a verme y lo vi bastante cambiado, más respetuoso y maduro, casi no hablo con Leyna, me dijo que no la quería molestar, necesitaban su tiempo, le aclaro a Leandro que si me hacía sufrir a mí o a su sobrino lo mataría, mi prometido juro que nos cuidaría con su vida, siguió pidiendo disculpas por lo que paso con Adler, todavía se culpa por el secuestro, por más que le hemos dicho que no es su culpa, no lo entiende, deberé golpear a ese griego.&iqu
LeandroCuando entré y vi al guardaespaldas disparando a mi mujer, mi mundo sé cayo a mis pies,no lo dude y apunte a ese hijo de su madre, Adler fue más rápido y le dio dos tiros, impactando uno en el brazo y otro en el pecho, igual no me importo y apunte al alemán hiriéndolo también.Corrí hasta donde estaba Leyna toda golpeada, tratando de soltarse, con mi mujer a su lado tirada en el suelo toda lastimada y con una herida de bala, la levanto en el aire.—Resisteagapí (amor). —suplico, pero me regala una sonrisa y cierra sus bellos ojos. —No, no, no puedes hacerme esto. —lágrimas caen por mis ojos.—¿Cómo está? —mi suegro pregunta con voz apagada, está tan mortificado como yo, no le respondo, se aleja de mí y va hasta Adler que está tirado en el suelo, comienza a golpearl
MarleneUna vez que Leandro nos dejó en el departamento de Leyna, lo primero que hice fue sacarme los zapatos y tirarme en el sillón de mi amiga, estaba cansado tanto mental como físicamente, vivir en constante riesgo por un ex psicópata no era la vida que tenía planeada.—¿Estás bien? —indaga Leyna tomando asiento a mi lado.—No, —respondo con dolor de cabeza. —Tengo un mal presentimiento, algo no está bien. —hablo mientras me giro para poder verla a la cara, esa sensación está oprimiendo mi pecho.—Tranquila, está el otro guardaespaldas. —toma mis manos entre las suyas. —No pasará nada. —intenta sonreír, agradezco el esfuerzo que hace para tranquilizarme.No termina de hablar cuando la puerta es abierta, abruptamente dejando ver al guardaespaldas y detrás de él Adler,